sábado, 10 de mayo de 2014

¡Ábrete, sésamo!



    Arrancamos la jornada de descanso en Zaragoza con los mordisquitos de Sueño, la gata de Laura y Mikel. Nuestros anfitriones se están preparando para su propia aventura: en otoño quieren coger un vuelo que les lleve a ellos y a sus Surlys (Surly es una marca de bicis mítica entre los aficionados al cicloturismo, famosa por sus cuadros de acero) a recorrerse Sudamérica.

El arte de Mikel


    Los muchachos nos aseguran que Zaragoza no tiene mucho que ver, pero nosotros nos resistimos a creerles y en un ratito nos plantamos en la Plaza del Pilar. Más que una basílica, nos parece un circo. El Pilar es un edificio grandioso, rico, deslumbrante, pero no alcanzamos a encontrar el espíritu de la Pilarica para agradecerle su empuje eólico. El templo está abarrotado, la gente disfruta con la práctica de la fotografía furtiva y una larga cola de padres y niños pequeños aguarda para su momento épico: el tierno infante tiene la oportunidad de besar el manto de la Virgen del Pilar, mientras decenas de abuelas contemplan orgullosas el espectáculo. El monaguillo que les guía se cae, el guarda termina por hacer la vista gorda con los furtivos, mientras las bombas que cayeron durante la Guerra Civil sobre el Pilar y no explosionaron se preguntan qué hacen colgadas de la pared, condenadas por los errores de otros a contemplar el espectáculo hasta que la devoción pase de moda. Poco después disfrutaremos de los grabados de Goya, y sonreiré contemplando uno de ellos que se titula “El poder del sastre”.



    Al día siguiente nos despedimos de Laura y Mikel nos guía en la salida de la ciudad. Nos lanzamos a la carretera con la intención de remontar las aguas del río Gállego. El día transcurre tranquilo, parece de estos  en que uno acaba con la impresión de que se han avanzado bastantes kilómetros pero no hay nada que contar… hasta que paramos a comer. Gabriel abre la alforja de la comida y … ¡sorpresa! Hemos aprendido una nueva lección: no guardar botes de cristal. El de aceite de sésamo se ha roto por el culo y la alforja y todo lo que había dentro chorrea y apesta a partes iguales. Una semana después aún sigue oliendo todo a comida china y los pantalones de Gabriel tienen un nuevo estampado. Cuando levantamos el chiringuito, junto al embalse de la Sotonera, pensamos que el olor va a delatarnos.

Río Gállego


    Remontar el Gállego es una delicia, una de las mejores experiencias que hemos tenido hasta el momento. El paisaje es increíble, el río se encañona entre impactantes formaciones rocosas y el color del agua parece Photoshop divino. De este modo entramos en los Pirineos, donde queda confirmada la máxima de que el número de curvas y cuestas es directamente proporcional a una bella perspectiva. En este caso, quizá demasiado bella: las primeras cuestas las tomamos con entusiasmo, pero 70 km más tarde, ya no nos cabe más emoción en las piernas, y empiezan a flojear. Llamamos al que iba a ser nuestro anfitrión en Hostal de Ipiés para decirle que los Pirineos han ganado esta batalla y que no estaremos allí para cenar. Cuando al fin alcancemos a encontrarnos con nuestro anfitrión y su familia, reponiéndonos con un chocolate calentito, recordaremos no tanto el esfuerzo como el verdor de los bosques y el encanto de los pueblitos semiabandonados de la Jacetania. Raúl nos saca de nuestro ensimismamiento contándonos sus propias historias a pedales e introduciéndonos al mundo del radioaficionado. Por si la historia de Raúl no fuera ya suficientemente motivadora (con casi 70 años acaba de volver de recorrerse media Sudamérica en bici como si fuera un chaval), nos cuenta que tuvo la oportunidad de compartir pedaladas junto a Diego Ballesteros. 

Chocolates La Abuela, con Raúl.


   Diego se hizo famoso por cubrir en bici la distancia que separa Zarazoga de Pekín en menos de 100 días, y esa historia ahora la cuenta desde su silla de ruedas. Poco después de aquella gesta, un coche lo atropelló mientras cruzaba EEUU de costa a costa, y perdió para siempre la esperanza de caminar y volver a sentir algo de pecho para abajo. A pesar de ello, sigue compitiendo con una handbike y se prepara para las paraolimpiadas. Afirma Raúl que pedalear junto a Diego es un chute de energía en vena. ¡Cuánto nos quejamos por todo, qué poco valoramos la suerte que tenemos!




    Seguimos nuestro camino rumbo a Jaca, donde el hermano pequeño del Cierzo nos recuerda que aún estamos en Aragón. Menos mal que mi cara fue diseñada siguiendo las estrictas leyes de la aerodinámica. Después de varios kilómetros con el viento en contra, decidimos ponerle fin al día y encontramos un pequeño rincón junto al río del que nos cuesta despegarnos. Estamos orgullosos de nuestra nueva morada. Pero hay que ir diciendo adiós a Aragón para volver a entrar en Navarra. Dejamos atrás Jaca y encaramos el embalse de Yesa (sobre el que tanto cabría decir, y nada bueno: unas obras de recrecimiento que hacen temblar la tierra, que permiten la expropiación y el abandono de pueblos y que a punto estuvieron el año pasado de convertir la población de Sangüesa en la nueva Atlántida). Pasamos de largo por Ruesta, donde acabamos con más preguntas que respuestas y desayunamos en Urriés, atraídos por la idea de un café calentito y unas tostadas. Allí estamos tan a gustito, la compañía es tan agradable, que echamos más de dos horas. Los dueños del bar del pueblo, que tiene 25 habitantes, son una pareja joven que huyó de la ciudad para encontrar la felicidad en un lugar donde el tiempo se ha detenido. Cuando nos vamos, echamos la vista atrás y tenemos la sensación de ver nuestro futuro. La sonrisa aún no se nos ha borrado cuando llegamos al cerro de Sos del Rey Católico, ni siquiera cuando visitamos Sangüesa, ni mucho menos cuando atravesamos la foz de Lumbier.




Foz de Lumbier

    Arriba y abajo, las ondas de la carretera nos guían en la transición de paisajes. A nuestra espalda, un oleaje de trigo baña la orilla del Pirineo que, rabioso, enseña sus dientes al cielo. Solo esperamos que la caries de Yesa no vaya a más.

5 comentarios:

  1. excelente forma de relato.... da gusto seguirlos.
    un abrazo

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  2. Con qué entusiasmo leo vuestras anécdotas!! Un abrazo muy fuerte amigos!!

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  3. Ay majxs!En Ruesta he estado yo y sé algunas cosas....jajaja. Soy Graci!Un abrazo y dile a Chopo que se ponga en contacto conmigo!

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  4. hola soy Merche, qué tal os va? estoy ansiosa por saber más cosas de vuestro viaje y por supuesto, saber que estais bien.Besos y cuidaros

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